La Fundación Adecco y JYSK han realizado el tercer informe Jóvenes con Discapacidad, motor de futuro, un trabajo que basa sus conclusiones en una encuesta a 300 personas con discapacidad entre 18 y 30 años, así como en el análisis de informes oficiales: El mercado de Trabajo de las personas con discapacidad (SEPE, 2018) y Jóvenes con discapacidad en España (Injuve y Cermi, 2016).
Actualmente, se contabilizan en España 8.937 jóvenes con discapacidad (hasta 25 años) inscritos como demandantes de empleo, es decir el 1,7% del total de desempleados jóvenes en España (515.200). Su perfil responde al de un hombre (63%), con discapacidad física (42%) que reside mayoritariamente en Andalucía (22,8%), Cataluña (15%), Comunidad Valenciana (11,4%) y Comunidad de Madrid (10,5%). En otras palabras, estas 4 regiones concentran a 6 de cada 10 desempleados jóvenes con discapacidad.
En cuanto al tipo de discapacidad, de los desempleados jóvenes, la mayoría presenta una de tipo físico (42%), seguido de un 23% con discapacidad psíquica, un 19% sensorial; un 11% intelectual y un 5% orgánica.
Es significativo que la mayor parte (27,7%) es desempleado de larga duración, es decir, lleva más de un año buscando empleo sin éxito. En concreto, el 14,5% lleva entre uno y 2 años en paro y un 13,3% supera los 2 ejercicios.
La participación de los jóvenes con discapacidad en el mercado laboral continúa siendo exigua: su tasa de actividad es del 28% o, lo que es lo mismo, un 72% no tiene empleo ni lo busca, según el informe Jóvenes con discapacidad en España (INJUVE y CERMI). La participación de los jóvenes sin discapacidad en el empleo, aunque baja (39%), es considerablemente superior a la de los primeros.
La menor participación de los jóvenes con discapacidad en el mercado laboral no sólo se debe a las dificultades derivadas de su condición (elevada afectación, deterioro del estado de salud, etc), sino que tienen mucho peso las barreras psicológicas de carácter intrínseco (sobreprotección familiar, temor, inseguridades, etc) y extrínseco (discriminación por parte de la sociedad y las empresas). En efecto, el 40% de la población joven con discapacidad afirma haber sentido discriminación en el ámbito educativo y/o formativo, un porcentaje que, lejos de decrecer cuando llegan a la edad laboral, asciende hasta el 66%. Es decir, cerca de 7 de cada 10 jóvenes con discapacidad afirma haber sentido discriminación en los procesos de selección para acceder a un puesto de trabajo.
El nivel formativo es un factor determinante a la hora de garantizar el acceso al mercado laboral. Es una conclusión generalizada en todos los países miembros de la UE: a mayor nivel de formación, mayor tasa de ocupación y menor desempleo. En este sentido, es significativo cómo entre los jóvenes de nuestro país la carencia formativa se alza como una de las principales causas de desempleo.
Según el informe El mercado de Trabajo de las personas con discapacidad, del SEPE, la mayor parte (20,2%) encuentra trabajo como peón de industria manufacturera, seguidos de un 19,6% que lo hace como personal de limpieza en oficinas y hoteles. Camarero es la tercera profesión más repetida, con un 12,6%. La mayoría de estas posiciones no exigen una elevada cualificación, circunstancia ocasionada, principalmente por la menor formación de los jóvenes con discapacidad, que provoca que su presencia en puestos cualificados sea exigua.
Fuente: Fundación Adecco (https://fundacionadecco.org)