Discapacidad en tiempo de pandemia

Discapacidad en tiempo de pandemia
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Discapacidad en tiempo  de pandemia 

MANUELA MURO Presidenta de CERMI-La Rioja

Nos preocupa que los políticos y la propia sociedad olviden los problemas  que el colectivo tenía ya con anterioridad a la llegada de la pandemia

El Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) La Rioja, pasada la primera oleada de una pandemia sin resolver hasta que llegue una vacuna, hace un repaso general a las diferentes circunstancias a las que se ha enfrentado un colectivo que, con cifras de 2016 de los Servicios Sociales del Gobierno riojano, está integrado por 18.695 personas, un 5,92 % de la población.

Partimos, a mediados del mes de marzo, de la declaración del estado de alarma por el Gobierno de España, con una situación sanitaria complicada para cualquier persona y por ello, más difícil si cabe, para las personas con discapacidad. Si bien La Rioja fue fuertemente golpeada en el comienzo de la pandemia, tenemos que destacar que, por suerte, dentro de nuestras organizaciones los contagiados fueron casos aislados.

A raíz del estado de alarma, el Gobierno regional suspendió los contratos de prestación de los servicios de atención temprana, centro de día y centro ocupacional, lo que supuso una fase de incertidumbre ya que se seguían abonando las nóminas de los profesionales y afrontando todas las facturas originadas por el mantenimiento de los centros. La capacidad de adaptación de nuestras entidades ha sido encomiable. Y los servicios se siguieron prestando con fórmulas alternativas: atención telefónica, videollamadas, visitas a domicilio, reparto de comida a domicilio, etc. El esfuerzo e implicación de los profesionales, usuarios y familiares fue, tenemos que
reconocerlo, mayúsculo.

En las primeras semanas de confinamiento total, CERMI estatal solicitó al Ministerio del Interior que precisara, con urgencia, las condiciones en las que determinadas personas con discapacidad podían acceder a los paseos terapéuticos. La autoridad reconoció la necesidad ineludible de acceder a la vía pública para evitar episodios de colapso personal, con grave afectación de su conducta, para personas con discapacidades como la intelectual, del desarrollo, el trastorno del espectro del autismo, el asperger, la psicosocial o enfermedad mental, y otras de efectos análogos.

También lamentamos las carencias en materia de accesibilidad a la información sobre esta pandemia, los déficits en la falta de atención al alumnado con discapacidad con la educación a distancia por el cierre de colegios y el impacto en el empleo de las personas con discapacidad.

Estuvimos muy preocupados por la suspensión de los contratos de atención temprana, centros de día y ocupacionales, suscritos entre la administración regional y las diferentes entidades del mundo de la discapacidad. En junio, el Gobierno riojano, a través de los contratos de emergencia destinó 1,4 millones de euros al Centro Leo Kanner en Logroño a ARPA Autismo; Centro La Sierra en Nájera a Asprodema; ASPACE; Centro Vareia en Logroño a ASPRODEMA y los Centros Áncora en Calahorra y Domingo Ochoa a la entidad Igual a Ti y Asociación Salud Mental La Rioja, que no sumaban, sino que sustituían los contratos en vigor suspendidos el 14 de marzo, siendo éstos últimos algo inferiores en importe, ya que los anteriores sumaban 1.550.000 euros.

Junto a ello, debemos agradecer el esfuerzo que se ha hecho desde los propios centros especiales de empleo de las entidades CERMI. De cara al futuro nos preocupa que los políticos y la propia sociedad olviden los problemas que el colectivo tenía ya anteriormente de la llegada de la pandemia.

Debemos recordar que los que gestionamos servicios llevamos durante años viendo que no se cubre el coste de los mismos. Y junto a ello, que la voz de la discapacidad y sus familias, no se haya escuchado directamente en la reconstrucción que se debe acometer como consecuencia de los efectos de la pandemia de la COVID-19. Finalmente, queremos y deseamos que las personas con discapacidad no seamos las últimas en alcanzar la nueva normalidad ni los últimos en beneficiarnos de los apoyos de las distintas administraciones y de la sociedad en general.